me animo a la intemperie de mi casa
el colibrí se arranca de la rama
como un adjetivo envejecido
del cuerpo del poema
pienso si las palabras
regiones de un sueño
paraísos
hacía un año que vivía sola
rodeada de gatos y libros
nada en ella hacía pensar
que aún albergaba
un sueño
una mujer que se parecía a mí
esa frontera
me presento desnuda
me paro en el umbral
y pregunto
antonia se repite
en los espejos
antonia
antonia
como un eco
la imagen
tratando de apropiarse
de sí misma
pienso en esas palabras
que construyen los detalles cotidianos
habitan los días
impunemente
recorren mi intimidad
cuando el alba se aleja
del horizonte
se eleva en vuelo
leve
abro
las alas de las ventanas
abro
la puerta
hasta donde la intimidad me permite
esperando
entran y salen del poema
más allá de mí
recibo mensajes
mundos tejidos con hilos de seda
y sol
en mi casa alguien trabaja
incansablemente
juega con el equilibrio y la acrobacia
inventa caminos para andar y desandar
para seducir
hacerse la cazadora
burla al tiempo la araña
esta mañana ha tejido en la escoba
desafía al ama de casa que se detiene
en los detalles de la miniatura
filigrana silenciosa
esta mañana
tengo
una nueva pregunta
las palabras que traen los que llegan
las palabras que se llevan los que se van
salen flores de las bocas
jazmines
agapantos
margaritas
cosmos
pequeñas perfecciones llenas de luz
nos decimos que cantamos
para alejar la oscuridad
fluye el color que contiene todos los colores
prendido del ala de un verano
el colibrí trae palabras
me deja muda
las despabila
compite con el tiempo
me pide del azúcar
urgencia de pico rojo
detenerse en el ritmo del fuelle que abanica mi corazón
que el soplo saque el aliento a viva voz
se instale inmutable
como un aroma intenso
sutil
que no haya latido capaz de silenciar mi boca infinita
que sea todo lenguaje
sorbo a sorbo
bajo las estrellas
respiración
las palabras no son todas dulces
con el lápiz traigo los lugares aquí
al papel
los llevo a todas partes
hago lo mismo con el tiempo
a las cuatro de la mañana me despiertan los pájaros
cantan fuerte
suenan como el agua del arroyo
una vez vi al vecino salir de entrecasa
en medio de la lluvia
a las seis cuando paró
los pájaros se habían volado
ya se asomaba el sol
lo mismo el colibrí
con mi poema
vienen los gorriones al agua
hasta que la sombra los oscurece
yo hacía noche al reparo del poema
Íntima
despierto temprano
imagino el día que vendrá
me entrego al agua tibia de la ducha
con un silencio que me recorre
pensamientos que compiten por fluir
dedico un tiempo al espejo
diálogo
encuentro de figuras que se van armando
hasta darme forma
mi pelo mi rostro
los colores que vestirán mi cuerpo
la rutina de los alimentos del desayuno
a veces el día baja sobre rieles
y asciende impulsado por aires frescos
otras se enreda
en una maraña de imprevistos
que me atrapan
quiero emigrar
abro todas las ventanas
para que entren las palabras
no hay dolor
esta vez me acordé…
el miedo prendido en el pecho como una garrapata
miedo a no ser lo suficientemente veloz
miedo a no poder escapar
miedo a no llegar
miedo al miedo
el galope del caballo y el de mi corazón al unísono
siempre corro en los sueños
siempre me corren
siempre la misma puerta
que no abre
siempre me caigo al pozo
y ahí
me despierto
amanezco en el poema
he superado la madrugada
los grillos
también los sapos
entrarán triunfantes
le han ganado a la noche.