martes, 18 de enero de 2011
La mano que encarna el anzuelo
María Antonia Zaragoza
I
“a qué le teme don leif?”
al viento norte
te lleva mar adentro
lejos
las voces cotidianas
cerca
el horizonte
donde la realidad se confunde
los ojos de los perros
no se mueven
pelos que se erizan
aúllan
hocicos borrachos
de yodo y sal
esperan en la playa
un diálogo de remos
en el piano de la espuma
la música del dueño se conoce
burbujas en la sangre
cuando llega
mueven la cola
enloquecen
la música
del dueño
se conoce
cincha con el bote
fatiga
pausa
pensamiento
vuelven todos para casa
(Las palabras entre comillas pertenecen al periodista Néstor Maquiavelli en una entrevista realizada para el ciclo “Esas pequeñas cosas”. En cursiva, respuesta de Leif)
II
el vikingo de la aldea
navega
el lomo violento de las aguas
la sal
la grieta
la llaga
hoy no hay pesca
hay panqueques
sobre la sartén tibia
dulces
tradiciones de la sangre
en tres idiomas
recuerdos de haber cruzado el mar
antes
de nacer
III
el bote guarda
caracolas
en su vientre
ásperas
como la mano que apila
los chicos juegan con ellas
hacen caminos y cantan
parecen flores
enanas
con varios ojos
que miran la luna
IV
wamafano salta
las olas
los nombres de los sobrinos
se escriben en el agua
ves el collage en el espejo
se mueven
transparencias
fugaces
y sin embargo
indelebles
duraron toda la vida
(Wamafano es el nombre del bote. Fantasía compuesta por las sílabas de los nombres de sus sobrinos de sangre y del afecto: Walter, Marcela, Fabián, Tino)
V
en noviembre
las zarzamoras
espían
con sus ojos múltiples
morados
parecen moscas
agazapadas
en la puerta de la cocina
me dispongo
a vivir otro día
en tu casa
te pido permiso
corto una
otra
como vos
con delicadeza
eligiéndola
un día estuve ahí
hace mucho tiempo
otros eran los perfumes
latía en la planta
el mismo corazón
VI
cortabas la fruta
la nombrabas
científicamente
te obedecían las plantas
me regalaste moras
preparé dulce
gestos que nos unen
en este escenario
pasó el tiempo
estaciones
visitamos el futuro
y nos gustó
las uvas me miran
sus ojos
maduros
hermanas de las que me llevaste
una tarde
comí
de esas uvas
ellas me eligieron
para cuidar la parra
las hojas abanican algo
no sé
a veces hay un silencio
en el patio
perfume
una paz llena de preguntas
VII
los colibríes te buscan
entre las flores
las prueban
tiemblan un poco en cada una
leen el secreto
un beso a tu duende
y se van
se conforman con eso
son tus ángeles
con esas plumitas brillantes
aparecen y desaparecen
como vos
de incógnito
VIII
se han apagado
los espejos de escamas
pequeñas vírgenes dormían
en los mantos
las narices fruncidas
por el olor
los pescados son así
su alma se hace agua
las escamas
plata
que la arena guarda
para ahuyentar hormigas.
IX
un día
fuimos a ver los tulipanes
ardían bajo el sol
frutas carnosas
de colores
milagro
en ese cementerio
de chapas y maderas
se estremecían al oír tu voz
azul
entre los limoneros
X
nácar sobre madera
en el limonero de almejas verdes
rara especie de caracoles
en tu patio marino
jugo de soles
sin sal
para el pescado
exprimir el viento
de una estación
por donde se ha colado
la mañana
mirando al hombre
que hace la vertical
sobre los remos
XI
las fresias te esperaban
con sus vapores
blancos y amarillos
a la vuelta de la pesca
no es cierto
que te gustaba el olor a pescado
la mano que encarna el anzuelo
cava la arena
esconde el bulbo
lo tapa cuidadosamente
y se prepara
para el milagro
no hay hombre
que se resista
al guiño tembloroso
de sentirse esperado
por una flor
XIIamapolas de ojos grandes
les gusta el bote
esa proximidad
roce
miran atrás
tu barba que baja
las eriza
apenas
para despedirse
XIII
crecen todos los años
las corto y te las llevo
allá
donde dicen que estás
yo no
menos ahora
que hay una musiquita
acá en el patio
junto flores
las pongo en casa
para vos
fresias azules
fresias azules
nos dejaste
no
no nos íbamos a olvidar
de tus ojos
XIV
siguen verdes
siempre verdes
a la entrada
la retama no para
de dar hijos y flores
un cerco de plantas
es mejor que una pared
sírvase una flor amarilla
para entrar a la casa
de leif
las rudas las puse yo
superstición
tienen ese vibrar
turquesa
vuelvo a tus ojos
desde qué cielo en flor
me mirarán?
andan tímidas esta noche
las estrellas
notas del tango soledad
cielo de gualeguay
desde la hamaca
sus hojas como esqueletos
de pescado
XV
si hay estrellas
mañana no llueve
la luna no está
de lluvia
el mar te sentará en su falda
mecedora
al bote le entra agua
por los agujeros
hoy no usás el tarro de achique
seguís pescando
uno tras otro
frutos del cardumen
te ven salir
con los pejerreyes
estrellas vivas
entre los pies
mojados
VI
a las mentas les gusta tu casa
vocación de peces
aman el agua
agua dulce
se lavan
las hojas
las brillan
como vos
esos últimos días
ducha y espuma
agua que corre
que se va
pedías ducha
a cada rato
mamá dijo a bañarse
ahora
pedías ducha
XVIIsé que te gustaban
planté frutillas
aman los pescadores
guarecen al reparo
de sus botes
se quedan ahí
toda la vida
sedentarias
ruborizan
siempre
ruborizan
al fin
pestemoa las preparaba con crema
el más chico repite el postre
todos te mimaban
(Bestmoor, abuela en danés. En el poema se usa como suena: pestemoa)
XVIII
antes que el sol se siente
en su paradigma
antes
apenas un soplo
antes
estabas con los perros
antes
de elevarse leve
antes
de avanzar el día
antes
vos
y después el sol
XIX
vas por la playa del viento
el murmullo
recita
soledad
buscás una señal nueva
en las aguas azules
del cielo
viajan criaturas
de seda y luz
XX
faro late luz
temblorosa
corazón agitado
contra el viento
desolada la playa
los perros te siguen
en la niebla
hilos invisibles
los unen a tus huesos
marchan rítmicos
adelante
mientras todo se peina
para atrás
XXI
don leif
me vende el perro?
el perro no es mío
lo veo siempre con usted
el perro no es mío
es mi amigo
XXII
hay elegancia en los remos
un vals de strauss
y el danubio azul
riman con las aguas permeables
a la cáscara de nuez la impulsan
viejas notas
dos hojas de aromo
escritas
en otra lengua
XXIII
en el sótano
leías el tiempo
en la débil caligrafía
de tus caracoles
vivos
XXIV
te entendías con la furia
del cielo
viento viene
viento
XXV
la casa respira
el cielo circula por ella
por la ventana
te veo en otro tiempo
largos y anchos espejos
iluminan
siempre el agua
el agua y la luz
que son lo mismo
XXI
tus sobrinos te sacaron de cabeza
el día que empezaste a enfriarte
el almendro lo vio
y no paró de nevar
XXVII
el sol del mediodía
mueve piezas
en el fondo del mar
cae
la luz hace aparecer comida
en la cueva hay cangrejos
algas
camarones
anémonas
entre las rocas
la corvina negra va a comer
siempre al mismo lugar
si hay una hay dos
a la vuelta de la pesca
ibas a buscarlas
la corvina negra no se vende
se comparte con amigos
hay que traer el vino
hoy deben estar ahí
vamos
yo te voy a enseñar el lugar
fracasamos
se fueron
y la corvina negra, tío?
la traje
30 kilos
está colgada en el patio
la corvina negra
de los últimos días
los sueños
de ojos cerrados
ojos abiertos
el horizonte
donde la realidad
se confunde
domingo, 9 de enero de 2011
Antología 2010
“Sacamos el tiempo de una cáscara de nuez y le enseñamos a andar”
Paul Celan
fluye la palabra primera
el nombre que da nombre a lo que existe
un sonido generoso
se vuelve amanecer en mi ventana
canta el sol rompiendo un sueño
palpita en mi boca una naranja
el color herido de lo indecible.
Mi alma es una taza del universo
Revuelvo las estrellas
dulces
cada mañana
con la cuchara del tiempo
desayuno el infinito
antes que salga el sol
y explote el día.
Querido Paul:
anoche tuve un sueño
era primavera y
los árboles volaron
hacia sus pájaros
todos iban al encuentro de sus otros
los planetas se perseguían
en una avalancha amorosa
insectos bellos imantados
hasta fundirse en ámbar
era primavera
vos
estabas
y no.
Alguna vez escribiré con flores
midiendo cada una de mis frases
por su color brillo movimiento
estoy cansada de palabras
no más lápiz dalias azucenas
la desnudez del color
tatuando el infinito con los pétalos
elegiré los cosmos rosas
para mi nombre
y las fresias perfumadas
para contar sobre mi casa
petisos heliotropos
para mis pies
y cada día un trébol rojo
un trébol rojo
marimonias para las alegrías
crisantemos para los dolores del alma
panaderos para la levedad
y para la música
flor de lis
Posaré la flor del pájaro
en la palma de la mano
la echaré a volar cada día
con los ojos en los detalles del vuelo
hasta que se pierda
se vuelva punto
pétalo.
Como un pájaro quieto
Esta casa está llena de luz. Luz que rosa las cosas sin tocarlas. Pasa entre ellas el silencio y se detiene a mirar colores. Esta casa está llena de colores, la luz no los abandona, se queda posada sobre ellos como un pájaro quieto.
Luz de sol, sol de día que das brillo a todas las cosas.
Luz de noche, no sol. Sol de noche, blanca luz eléctrica. Las cosas te confiesan otros colores.
Luz que haces agua en las cosas, espejas, nievas, luz amiga de mis ojos. Señora luz madre de todas las cosas.
Pasaje de luz
La sombra de las hojas
Ilumina las naranjas
Beatriz Vallejos
La sombra de las hojas
dibuja laberintos
de luz.
Tiemblan las naranjas
bajo el sol.
El silencio
atraviesa el árbol
sin tocarlo.
El árbol
Esa copa que abre
Cobre y verde
Las flores como una llovizna.
Beatriz Vallejos
Esa copa que abre
breve cobre verde
cuero y papel de arroz
tiza en los pétalos
las flores como una llovizna.
Canoa
El pescador
Pintaba su canoa.
Beatriz Vallejos
amarillo
para el agua marrón
rojo
para el agua celeste
todos los colores
junta el río
y los rompe
en mi pedazos
espejitos de colores
flotando
la mujer
miraba.
Espejo I
En el monte de cristal
piedras transparentes
esperan la salida del sol
hay algo de agua en esa ceremonia
un espejo
la esperanza de un oasis.
Espejo II
La escritura helada
con los dedos
labios que han dicho
imágenes efímeras
la memoria del espejo es prodigiosa
lo doble
lo real
los otros
imágenes deformes
nos miran
nos sorprenden
nos repiten
nos persiguen desde afuera
la transparencia del espejo
se salpica de gotas de agua
pequeños cristales más frágiles que el tiempo
en el brillo de un sonido
la ilusión del agua en la distancia
desaparece en la ruta
se ha evaporado el espejo.
Ojo oscuro en setiembre
El sol se apaga
sereno
en los campos verdes y dorados
anda la primavera
avisando su llegada.
“Pero no en vano he vivido este largo día y puedo asegurarles que está dando sus últimos coletazos” Samuel Beckett
Hay un silencio que precede el apoyo del sol en el horizonte
una agonía opaca entre los dedos del reloj
un lamento por lo que hoy no fue
algo intenso
se
apaga
avanzan
las sombras
sobre todo lo que ha florecido
la noche se acomoda sobre este costado del mundo
apoya la mejilla estira los brazos y con la mano apaga la luz.
Revivir
O Reciclado
O Revival
En el silencio de la casa
vacía
ordeno papeles
me demoro en mi letra de otros años
hay un poema
temblando
de frío
de tiempo
de olvido
me estira una mano
viva
me mira a los ojos
suplica
le cuelgan unas hojas marchitas
excesos
tiene la piel turbia
pero la mirada intensa
transparente
abrazo de tinta
goma
le pongo un vestido nuevo
y lo subo al blog.
En el aromo hay una buena rama
tienen sombra las nenas- dijo mi madre
Mi padre colgó la hamaca
cadenas fuertes
asiento de madera
empezamos a gastar el pasto
con los pies
de puntitas
impulso hacia delante
soltarse en el envión
hasta volar
un salto en la panza
en el regreso
con un poco más llegaba a la rama
¡Si se hamacan tan fuerte
se van a dar vuelta!
-Ahora a mí
-No, vos sos chiquita
(sigo hasta marearme)
-Te la quito
-No! No me agarres
que me vas a hacer caer
yo pensaba cosas
cuando me hamacaba
mi hermana dijo
-parecés Heidi
en esa hamaca infinita.
¿Nadie ya? ¿o acaso el patio?
¿nadie ya?
¿o acaso el patio?
¿nadie tiene paciencia para las habas
sembrarlas todas las primaveras
mantener limpios los surcos
nadie?
¿nadie ya?
¿nadie riega el limonero de 4 estaciones?
¿nadie? ¿nadie ya?
¿quién cuida las violetas
la rosa roja que da a la pared del vecino
¿nadie?
¿nadie ya?
hay un cerezo de hojas inquietas
nadie juntó la fruta
¿nadie
¿nadie ya?
entre los palos del parral
la abuela me ataba el elástico
para saltar
¿nadie me propone un juego
que quiera seguir hasta cansarme?
¿nadie?
¿nadie ya?
el abuelo molía el maíz
para las gallinas
¿nadie se acerca al tejido de alambre
para verlas venir
desesperadas?
¿nadie?
¿nadie ya?
la corona de novia
saludó en blanco
los 60 años de las bodas
¿nadie nos trae un ramito nadie?
¿nadie ya?
El libro
Luisa T. cuando está sola es desordenada. Ni se imagina que está siendo observada por un conjunto de especialistas a través de una pantalla.
Luisa T. no ha hecho la cama, ni lavado los utensilios del desayuno, ha dejado la cartera sobre la mesa y un abrigo de ayer sobre el sillón. Hay papeles de varios días desparramados sobre los muebles.
Luisa T. toma un libro y se queda en silencio, posados sus ojos sobre el papel que sistemáticamente gira, gira. En un momento levanta la vista, mira las cosas fuera de lugar. Detrás de la pantalla esperan que Luisa T. se conecte con la realidad. Pero no. Luisa T. está en otro lugar.
Paul Celan
fluye la palabra primera
el nombre que da nombre a lo que existe
un sonido generoso
se vuelve amanecer en mi ventana
canta el sol rompiendo un sueño
palpita en mi boca una naranja
el color herido de lo indecible.
Mi alma es una taza del universo
Revuelvo las estrellas
dulces
cada mañana
con la cuchara del tiempo
desayuno el infinito
antes que salga el sol
y explote el día.
Querido Paul:
anoche tuve un sueño
era primavera y
los árboles volaron
hacia sus pájaros
todos iban al encuentro de sus otros
los planetas se perseguían
en una avalancha amorosa
insectos bellos imantados
hasta fundirse en ámbar
era primavera
vos
estabas
y no.
Alguna vez escribiré con flores
midiendo cada una de mis frases
por su color brillo movimiento
estoy cansada de palabras
no más lápiz dalias azucenas
la desnudez del color
tatuando el infinito con los pétalos
elegiré los cosmos rosas
para mi nombre
y las fresias perfumadas
para contar sobre mi casa
petisos heliotropos
para mis pies
y cada día un trébol rojo
un trébol rojo
marimonias para las alegrías
crisantemos para los dolores del alma
panaderos para la levedad
y para la música
flor de lis
Posaré la flor del pájaro
en la palma de la mano
la echaré a volar cada día
con los ojos en los detalles del vuelo
hasta que se pierda
se vuelva punto
pétalo.
Como un pájaro quieto
Esta casa está llena de luz. Luz que rosa las cosas sin tocarlas. Pasa entre ellas el silencio y se detiene a mirar colores. Esta casa está llena de colores, la luz no los abandona, se queda posada sobre ellos como un pájaro quieto.
Luz de sol, sol de día que das brillo a todas las cosas.
Luz de noche, no sol. Sol de noche, blanca luz eléctrica. Las cosas te confiesan otros colores.
Luz que haces agua en las cosas, espejas, nievas, luz amiga de mis ojos. Señora luz madre de todas las cosas.
Pasaje de luz
La sombra de las hojas
Ilumina las naranjas
Beatriz Vallejos
La sombra de las hojas
dibuja laberintos
de luz.
Tiemblan las naranjas
bajo el sol.
El silencio
atraviesa el árbol
sin tocarlo.
El árbol
Esa copa que abre
Cobre y verde
Las flores como una llovizna.
Beatriz Vallejos
Esa copa que abre
breve cobre verde
cuero y papel de arroz
tiza en los pétalos
las flores como una llovizna.
Canoa
El pescador
Pintaba su canoa.
Beatriz Vallejos
amarillo
para el agua marrón
rojo
para el agua celeste
todos los colores
junta el río
y los rompe
en mi pedazos
espejitos de colores
flotando
la mujer
miraba.
Espejo I
En el monte de cristal
piedras transparentes
esperan la salida del sol
hay algo de agua en esa ceremonia
un espejo
la esperanza de un oasis.
Espejo II
La escritura helada
con los dedos
labios que han dicho
imágenes efímeras
la memoria del espejo es prodigiosa
lo doble
lo real
los otros
imágenes deformes
nos miran
nos sorprenden
nos repiten
nos persiguen desde afuera
la transparencia del espejo
se salpica de gotas de agua
pequeños cristales más frágiles que el tiempo
en el brillo de un sonido
la ilusión del agua en la distancia
desaparece en la ruta
se ha evaporado el espejo.
Ojo oscuro en setiembre
El sol se apaga
sereno
en los campos verdes y dorados
anda la primavera
avisando su llegada.
“Pero no en vano he vivido este largo día y puedo asegurarles que está dando sus últimos coletazos” Samuel Beckett
Hay un silencio que precede el apoyo del sol en el horizonte
una agonía opaca entre los dedos del reloj
un lamento por lo que hoy no fue
algo intenso
se
apaga
avanzan
las sombras
sobre todo lo que ha florecido
la noche se acomoda sobre este costado del mundo
apoya la mejilla estira los brazos y con la mano apaga la luz.
Revivir
O Reciclado
O Revival
En el silencio de la casa
vacía
ordeno papeles
me demoro en mi letra de otros años
hay un poema
temblando
de frío
de tiempo
de olvido
me estira una mano
viva
me mira a los ojos
suplica
le cuelgan unas hojas marchitas
excesos
tiene la piel turbia
pero la mirada intensa
transparente
abrazo de tinta
goma
le pongo un vestido nuevo
y lo subo al blog.
En el aromo hay una buena rama
tienen sombra las nenas- dijo mi madre
Mi padre colgó la hamaca
cadenas fuertes
asiento de madera
empezamos a gastar el pasto
con los pies
de puntitas
impulso hacia delante
soltarse en el envión
hasta volar
un salto en la panza
en el regreso
con un poco más llegaba a la rama
¡Si se hamacan tan fuerte
se van a dar vuelta!
-Ahora a mí
-No, vos sos chiquita
(sigo hasta marearme)
-Te la quito
-No! No me agarres
que me vas a hacer caer
yo pensaba cosas
cuando me hamacaba
mi hermana dijo
-parecés Heidi
en esa hamaca infinita.
¿Nadie ya? ¿o acaso el patio?
¿nadie ya?
¿o acaso el patio?
¿nadie tiene paciencia para las habas
sembrarlas todas las primaveras
mantener limpios los surcos
nadie?
¿nadie ya?
¿nadie riega el limonero de 4 estaciones?
¿nadie? ¿nadie ya?
¿quién cuida las violetas
la rosa roja que da a la pared del vecino
¿nadie?
¿nadie ya?
hay un cerezo de hojas inquietas
nadie juntó la fruta
¿nadie
¿nadie ya?
entre los palos del parral
la abuela me ataba el elástico
para saltar
¿nadie me propone un juego
que quiera seguir hasta cansarme?
¿nadie?
¿nadie ya?
el abuelo molía el maíz
para las gallinas
¿nadie se acerca al tejido de alambre
para verlas venir
desesperadas?
¿nadie?
¿nadie ya?
la corona de novia
saludó en blanco
los 60 años de las bodas
¿nadie nos trae un ramito nadie?
¿nadie ya?
El libro
Luisa T. cuando está sola es desordenada. Ni se imagina que está siendo observada por un conjunto de especialistas a través de una pantalla.
Luisa T. no ha hecho la cama, ni lavado los utensilios del desayuno, ha dejado la cartera sobre la mesa y un abrigo de ayer sobre el sillón. Hay papeles de varios días desparramados sobre los muebles.
Luisa T. toma un libro y se queda en silencio, posados sus ojos sobre el papel que sistemáticamente gira, gira. En un momento levanta la vista, mira las cosas fuera de lugar. Detrás de la pantalla esperan que Luisa T. se conecte con la realidad. Pero no. Luisa T. está en otro lugar.
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